LA GIOCONDA

26 abril 2009 at 22:15 (Arte)

UN ENIGMA PENDIENTE

 

 

 

La Gioconda es, tal vez, el cuadro más famoso de Leonardo, y por lo mismo, aparece en todos lados, postales, cuadernos, libros, etc. tanto así que nos podemos hastiar de su imagen.  Es por esto que, quizás,  nos creemos conocedores de su misterio, y más aún, hablamos con propiedad sobre el retrato.

 

Es probable que no exista persona –con un mínimo acceso a la cultura- que no conozca este cuadro, y si alguien pregunta por él, todos queramos opinar y hasta emitir juicios sobre el retrato, y aún más, sobre la mujer de éste.

 

Es así que escuchamos comentarios como: “no le encuentro nada del otro mundo”, “era una prostituta que se acostó con Leonardo y luego éste la pintó”, “es fea y sin gracia”, “es una mujer rechonchita”.

 

Yo me pregunto ¿acaso no es esto lo que hacemos a diario cuándo emitimos un juicio sobre alguien a quién no conocemos?, solamente porque nos llevamos una vaga impresión sobre su exterior, sin ahondar en lo verdadero.

 

Ahora bien, si la Mona Lisa es un cuadro tan importante y tan reproducido, seguramente no será porque es una pintura que no tenga “gracia o nada del otro mundo”. Veamos:

 

Un poco de historia.

 

Se dice que la mujer retratada era una cortesana de la época nacida en 1479 – por lo tanto tenía 24 años cuando Leonardo la pintó- en Florencia. Al morir su padre, y  para no quedar desprotegida, ella entró en contacto con la familia Médicis. Guiliano era el hijo menor de Lorenzo El Magnífico, e inició una relación con la joven.

 

Pero como todo no podía ser color de rosa, Carlos VIII de Francia invadió Florencia y los Médicis huyen, dejando a esta joven sola y embarazada.

 

Es así como la Gioconda opta por casarse con  un viudo llamado Francesco Giocondo quien es el que encarga el cuadro y de su apellido toma el nombre.

 

 

¿Pero qué es lo que hace tan especial a la Mona Lisa  que cada vez que la miramos (de verdad) sea un descubrimiento?

 

Leonardo utilizó una técnica llamada Sfumato que consiste en suavizar o difuminar los contornos de las figuras que se pintan mediante sombras y colores.

 

 

 

El artista utilizó esta técnica en la comisura de los labios y en los extremos de los ojos, lo que hace que el fuerte del rostro se funda con sombras suaves. Gracias a esto no sabemos nunca como ella nos mira, parece que cada vez que la observamos su expresión es distinta. A veces hasta parece sonreírnos sarcásticamente.

 

Otra estrategia que utilizó Da Vinci es que pintó los costados de manera inexacta, es decir, que el horizonte de la parte izquierda parece estar más alto que el de la derecha, así cuando centramos la mirada sobre el lado izquierdo del retrato, la mujer parece más alta o más erguida, lo que hace que su rostro se modifique.

 

De este modo nos damos cuenta que la mona lisa es más que una simple pintura, podemos comprender que tras la primera mirada siempre hay algo que descubrir y esto evita  hacer comentarios que no sumen –tanto en el arte como en nuestra propia vida- .Si no han tenido la «oportunidad» de detenerse a mirar este cuadro y sólo han sido unos transeúntes de su belleza, los invito a regocijarse con esta «fea, sin gracia, rechonchita, prostituta», pero indiscutiblemente MARAVILLOSA obra de Leonardo.

 

Simulacra prima: La Gioconda 1502, óleo sobre tabla, 77 x 53 cm; Muse de Louvre, París.

Simulacra secunda: La Gioconda, detalle.

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